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ECONOMIA Y VARIOS-RECOPILACIÓN

Estamos entrando en una fase decisiva de la “gran catástrofe económica de nuestro siglo”.

 

sábado 3 de julio de 2010

Estamos entrando en una fase decisiva de la “gran catástrofe económica de nuestro siglo”. Es ya público y notorio que el corazón de la economía late en los parqués de las bolsas mundiales, más virtuales que nunca. Jamás la economía productiva había contado tan poco, nunca el destino de los pueblos y naciones se había concentrado en tan pocas y tan deshumanizadas manos. La bolsa tiene un funcionamiento muy similar al de un moribundo que sufre arritmias constantes antes del colapso final. La volatilidad es extrema y cualquier noticia, novedad, anuncio o reunión se convierte en pretexto para especular. Lo que parece ser fuente de optimismo o de esperanza sobre un hipotético arranque de la recuperación se vuelve a las pocas horas un fiasco con la llegada de nuevos datos de la economía real.

Mientras esto ocurre la casta política que nos dirige jamás ha estado menos preparada (Zapatero es un simple licenciado en derecho, Merkel doctora en Física, Sarkozy licenciado en derecho, Obama licenciado en derecho, Medvedev ha estudiado derecho y se ha doctorado en derecho civil, David Cameron es quizá una excepción estudió Filosofía, Políticas y Economía en la Universidad de Oxford, obteniendo los mejores resultados de su promoción pero acaba de llegar y no hay que olvidar el componente ideológico que tanto enajena a los políticos,…) ni ha sido menos valiente. Al fin y al cabo parece que nos encaminamos hacia soluciones nacionales cuando no regionales ya que las economías por su naturaleza diferenciadas no proponen, ni les valen recetas globales. Las últimas reuniones del G20 y del G8 son una clara manifestación de inutilidad, irresponsabilidad, pasividad, falta de objetivos y un largo etcétera de todo aquello que lleva al mundo a un caos sin retorno. Es un “sálvese quien pueda”, un “qué cierre el ultimo”.

Errores de estrategia industrial
Hay lo que podríamos llamar errores fundacionales del caos. Parecía una estrategia infalible cuando en los años ochenta se decidió que la industria se podía deslocalizar a países con costes de mano de obra mucho más baratos. Se pensó entonces que los países occidentales se reservarían la innovación y la producción de materia gris. Este arma de doble filo permitía a la oligarquía patronal debilitar a los potentes sindicatos sectoriales americanos ya que el mundo obrero, considerado como la única fuerza capaz de oponerse a sus ambiciones, iba a conocer entonces una fase de descomposición y decadencia que aun hoy perdura.
Recientemente Paul Craig Roberts, antiguo secretario del Tesoro bajo Ronald Reagan, en una nota publicada en el libro « Outsourcing America » editado por la American Management Association afirmaba que la deslocalización era el “oro de los locos” que solo ven a corto plazo. Añade que no es posible creer que la destrucción de miles de empleos altamente cualificados y el consiguiente transfer de tecnologías punta que reduce la substancia de las empresas a simples oficinas de estudio o en servicio de ventas reduciendo al tiempo el número de consumidores potenciales pueda generar prosperidad. Siempre se ha negado en EEUU el efecto nefasto de las deslocalizaciones con la ayuda de estudios engañosos y de una gran parcialidad que pagaban las mismas empresas.
Economistas incapaces de ver más allá de su doctrina de rentabilidad cortoplacista con la obsesiva reducción de costes suponían que ello produciría empleos de mejor calidad para aquellos trabajadores que eran deslocalizados, pero nunca eran capaces de identificar ese tipo de empleos. La realidad era que un tercio de esos trabajadores se convertían en parados. Para aquellos que lograban encontrar otro trabajo debían aceptar importantes bajadas de salario. Algunos que habían logrado encontrar empleo en la informática se enfrentaban diez años más tarde a nuevas deslocalizaciones. Porque hay que entender que todo es deslocalizable. Esta política ha producido un paro crónico en todos los países occidentales, un chantaje permanente al asalariado con la consiguiente caída del poder adquisitivo que solo ha podido compensar el endeudamiento
Evidentemente los países antaño manufactureros como China o la India no se han conformado con ese estatus y también se han vuelto productores de materia gris e innovación, pudiendo a medio plazo librarse de la tutela de las grandes multinacionales occidentales. No obstante sus economías dependen aun de la demanda de los países “ricos” y su competitividad depende de una mano de obra que roza la miseria. Esto constituye un freno importante para su desarrollo interno.

Una dictadura ideológica
Al margen de la reunión del G-20 en Toronto tuvieron lugar más de 900 detenciones en lo que ya es la operación represiva más importante de la historia de Canadá. Arrestos injustificados, identificación y fichaje de los principales activistas, allanamiento de residencias privadas, violencia, brutalidad, intimidación y acoso acompañaron el anuncio de planes de austeridad sin precedentes al tiempo que la banca se libraba de pagar tasas o impuestos suplementarios después de haber recibido más de veinte billones de dólares de ayudas. Todo ello para consolidar un sistema capitalista financiero en que una ínfima minoría se enriquece enormemente en detrimento de una gran mayoría. Cada vez parece más evidente que la violencia económica va siempre acompañada de un Estado policial que con el pretexto de luchar contra el terrorismo y favorecido por el miedo que transmiten medios de comunicación al servicio de “la causa” reduce progresivamente las libertades civiles y derechos fundamentales.

La UE vigilará a los ciudadanos de opiniones radicales (sacado de http://www.cuartopoder.es/)
Entre los logros de la Presidencia española de la Unión Europea, ha pasado prácticamente desapercibida la aprobación de un programa de vigilancia y recolección sistemática de datos personales de ciudadanos sospechosos de experimentar un proceso de “radicalización”. Este programa puede dirigirse contra individuos involucrados en grupos de “extrema izquierda o derecha, nacionalistas, religiosos o antiglobalización”, según figura en los documentos oficiales.
El pasado 26 de abril, el Consejo de la Unión Europea reunido en Luxemburgo abordó el punto del orden del día titulado “Radicalización en la UE”, que concluyó con la aprobación del documento 8570/10. La iniciativa forma parte de la estrategia de prevención del terrorismo en Europa, y se concibió inicialmente para grupos terroristas islámicos. Sin embargo, el documento extiende la sospecha de tal forma y en términos tan genéricos que da cobertura a la vigilancia policial de cualquier individuo o grupo sospechoso de haberse radicalizado. Así, un activista de una organización civil, política o ciudadana, sin vínculos con el terrorismo, podría ser espiado en el marco de un programa que invita a investigar desde el “grado de compromiso ideológico o político” del sospechoso, hasta si su situación económica es de “desempleo, deterioro, pérdida de una beca o de ayuda financiera”.
Parece claro al fin que el sistema intenta defenderse por anticipación de la barbarie que está generando. El individualismo asociado al materialismo es la punta de lanza de un sistema que jamás ha gozado de tantos instrumentos para la manipulación de masas. Edward Louis Bernays en su libro “Propaganda” publicado en 1928 explicaba ya como manipular la opinión publica en democracia. Es el padre de la propaganda política institucional. El objetivo es la producción inconsciente del consentimiento de las masas manipuladas por una élite. ¿Cómo se puede explicar sino que la prensa o las televisiones que tan poca riqueza generan (muchos medias están en crisis permanente) estén en manos de grandes grupos industriales o mediáticos? Son conscientes de que quién posee la información posee la opinión pública y gobierna el país.
Os invito a seguir de cerca la huelga del metro de Madrid, auténtico caso de escuela de manipulaciones de todo tipo. Es instructivo leer los comentarios de la gente al respecto. Muchos ponen incluso en entredicho el derecho de huelga que en España es de los más restrictivos. Los servicios mínimos están concebidos para que todo movimiento de protesta sea ineficaz. O sea para que el trabajador pierda siempre, con la aprobación y consentimiento de los sindicatos institucionalizados que con sus huelgas sectoriales logran escindir y diluir la ira popular.

http://codigomatriz.blogspot.com/2010/07/apuntes-de-actualidad.html

 

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