Blogia
ECONOMIA Y VARIOS-RECOPILACIÓN

pensamientos o frases

Una Fábula

Una vez llegó al pueblo un señor, bien vestido, se instaló en el único
hotel que había, y puso un aviso en la única página del periódico
local, que está dispuesto a comprar cada mono que le traigan por $10.

Los campesinos, que sabían que el bosque estaba lleno de monos,
salieron corriendo a cazar monos.

El hombre compró, como había prometido en el aviso, los cientos de
monos que le trajeron a $10 cada uno sin chistar.

Pero, como ya quedaban muy pocos monos en el bosque, y era difícil
cazarlos, los campesinos perdieron interés, entonces el hombre ofreció
$20 por cada mono, y los campesinos corrieron otra vez al bosque.
Nuevamente, fueron mermando los monos, y el hombre elevó la oferta a
$25, y los campesinos volvieron al bosque, cazando los pocos monos
que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno.
Llegado a este punto, el hombre ofreció $50 por cada mono, pero, como
tenia negocios que atender en la ciudad, dejaría a cargo de su
ayudante el negocio de la compra de monos.

Una vez que viajó el hombre a la ciudad, su ayudante se dirigió a los
campesinos diciéndoles:

Fíjense en esta jaula llena de miles de monos que mi jefe
compró para su colección.

Yo les ofrezco venderles a ustedes los monos por $35, y cuando el
jefe regrese de la ciudad, se los venden por $50 cada uno.
Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los miles de
monos que había en la gran jaula, y esperaron el regreso del 'jefe'.

Desde ese día, no volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo
único que vieron fue la jaula llena de monos que compraron con sus ahorros
de toda la vida.

El hombre feliz es aquél cuya personalidad

http://www.finanzas.com/id.8115894/noticias/noticia.htmLlegamos hoy, con ésta, a la última de las citas extraídas de un extraordinario libro, cuyo título y autor comentaremos la próxima semana:

“El hombre feliz es aquél cuya personalidad no está escindida contra sí misma ni enfrentada al mundo. Un hombre así se siente ciudadano del mundo y goza libremente del espectáculo que le ofrece y de las alegrías que le brinda, sin miedo a la idea de la muerte porque en realidad no se siente separado de los que vendrán detrás de él. En esta unión profunda e instintiva con la corriente de la vida es donde se encuentra la mayor dicha.”